Giorgio Vasari, padre de la Historia del Arte, definió a Fra Angelico como un hombre humilde, que pudo haber sido rico, pero que prefirió poseer pocas cosas, convencido de que la felicidad estaba en contentarse con lo mínimo. Fra Angelico también era un hombre espiritual y tal circunstancia se refleja en sus obras, que se redujeron a pinturas religiosas en cuanto a su temática. Era amigo de los pobres, bondadoso y tranquilo, aspectos de su personalidad que traspasó a los personajes de sus pinturas.
Guido di Pietro (1395-1455), más conocido como Fra Angelico, fue uno de los máximos exponentes de la pintura del Quatrocento italiano. El Museo del Prado dedicará una exposición sobre los orígenes florentinos del Renacimiento desde el 28 de mayo de 2019 hasta el 15 de septiembre de 2019.
Bunelleschi y la perspectiva lineal
En el siglo XV, cuando el resto de Europa continuaba con la tradición medieval y se afianzaban las monarquías totalitarias, Italia se dividió en diversos estados, uno de los cuales experimentó el auge del comercio y la burguesía: Florencia. La familia más influyente de la época sería la de los Medici, que encargó todo tipo de manifestaciones artísticas que reflejasen su magnificencia y su legitimidad a través de alegorías y símbolos del pasado. Y es que Italia prefirió obviar la oscura Edad Media y tender un puente directo con sus raíces greco-latinas. La Antigüedad clásica fue el referente principal de la nueva corriente artística y de pensamiento, que verá nacer a artistas como Lorenzo Ghiberti, Donatello y Verrocchio en escultura; Masaccio, Mantegna o Piero della Francesca en pintura; y Alberti o Brunelleschi en arquitectura.
Este último, Filippo Brunelleschi (1377-1446), fue un artista florentino que destacó por su labor arquitectónica, sobre todo como teórico, pues aplicó las leyes de la perspectiva científica, esto es, la forma en la que el ojo percibe los objetos en función de su distancia, cuyo tamaño va disminuyendo a medida que se alejan hacia un punto de fuga. Dichas reglas fueron aplicadas en las principales artes plásticas, otorgando profundidad a las imágenes, como en La Trinidad de Masaccio (1527), o en Cristo muerto (1457), de Mantegna, uno de los escorzos más famosos de la historia del arte.
La Anunciación
Obra cumbre de Fra Angelico, conservada en el Museo del Prado, representa el momento en el que el arcángel Gabriel se presenta ante la Virgen María para decirle que pronto dará a luz al hijo de Dios. Decía Vasari que, de todas las tablas que se conservaban en Santo Domingo de Fiésole, esta era la que más destacaba, acompañada de escenas en miniatura de las vidas de Santo Domingo y de la Virgen.
La Anunciación, pintada entre 1425 y 1426, nos presenta algunos aciertos renacentistas realizados en un lenguaje tardogótico. La influencia de Brunelleschi se observa en las líneas de perspectiva que se unen en el punto de fuga de la pequeña ventana del fondo, otorgando profundidad a la escena mediante una caja arquitectónica, como luego harían otros pintores como Andrea del Castagno en su Última Cena (1445-1450) o Piero de la Francesa en La Flagelación (1455). En un primer plano, la figura de la Virgen es iluminada por un rayo de sol que cae directamente sobre su rostro; el ángel, con las manos sobre el pecho, irradia su propia luz. La intimidad entre ambos consigue que el espectador sienta que está siendo testigo de una conversación tan importante como privada.
En un segundo plano, Adán y Eva son expulsados del Paraíso, que se simboliza con un jardín lleno de plantas y flores de colores llamativos. Y es que la paleta cromática del pintor en esta tabla es muy brillante, algo que podemos observar en el manto de la Virgen o en la túnica del ángel. Dicha Expulsión se relaciona con la Anunciación por la salvación del hombre mediante el sacrificio del futuro hijo de María. Este tema se repetirá a lo largo de la obra de Fra Angelico.
Otras obras del artista
El descendimiento (1430-1440) muestra de nuevo la intención de profundidad a través de la perspectiva. Rodeados por un paisaje con ciudad amurallada al fondo, la tabla representa el momento en el que el cuerpo sin vida de Cristo es retirado de la cruz. El cuerpo se reparte entre quienes, subidos a una escalera, le han desclavado de la cruz y quienes le recogen desde el suelo. A la izquierda, María observa el sudario y María Magdalena besa los pies del fallecido. A la derecha, un grupo masculino presencia la escena. Uno de ellos porta varios instrumentos de la Pasión. En línea con María Magdalena, arrodillado en el suelo y en actitud orante, se representa al comitente, es decir, aquella persona que encargó la obra.
Destaca también la tabla El Juicio Final (1425-1430), localizada en el Museo de San Marcos, en Florencia. La composición, extremadamente ordenada, nos recuerda inmediatamente a los tímpanos de las iglesias románicas. Cristo en mandorla, acompañado por ángeles trompeteros que anuncian el fin del mundo, imparte justicia mientras los santos son testigos de su acción. A la derecha del Señor observamos el Paraíso, un prado verde lleno de figuras que se dan la mano, ante las puertas del Cielo; a su izquierda, el Infierno, destino de las almas impuras, repleto de figuras aterrorizadas ante las puertas del Averno, que luego pasan a ser martirizadas para toda la eternidad: son cocinadas en una gran olla o atadas y torturadas hasta la extenuación. Separa ambas escenas las tumbas destrozadas por los resucitados que han de ser juzgados. La limpieza de la composición contrasta con el remolino que realizaría Miguel Ángel un siglo más tarde en la Capilla Sixtina para representar el mismo tema.
Fra Angelico fue un hombre humilde, que nunca retocó ninguna obra por entender que Dios había querido que saliesen así. Su devoción cristiana, que le hacía rezar antes de coger los pinceles, se reflejaría en sus obras. Llegó a rechazar un puesto en el arzobispado, alegando que él no estaba hecho para dirigir al pueblo, y fue enterrado en un sepulcro con una inscripción en la que pedía que no se le alabase por ser otro Apeles (en referencia al pintor de Alejandro Magno, una cita de la recuperada antigüedad del Renacimiento), sino por haber sido un siervo de Cristo.
Bibliografía:
Vasari, G. Vidas. Cátedra: Madrid, 2013. ISBN 978-84-376-3618-4.
Imágenes:
Fra Angelico. Anunciación. Wikipedia.
Fra Angelico. Descendimiento. Wikipedia.
Fra Angélico. Juicio Final. Wikipedia.