Mi madre me llamó Hecheres después de escogerlo de un libro de nombres guanches. Ni siquiera es común en Canarias.
Siempre me gustó escribir historias y leer. Los libros fueron mis mejores amigos los primeros años de mi vida, hasta que estuve a punto de irme a la Universidad. Tras terminar los estudios, me trasladé a Madrid. Mis primeros años en la capital inspiraron la historia de Cruzando el límite.
Haciendo memoria de mis recuerdos del colegio y del instituto, surgió Billete de ira y vuelta, que explora el tema del acoso escolar.
Me imaginé un mundo sin hombres en La rebelión de Eva y quise escribir un cuento de fantasía lgtb: así nació Para que no tengas miedo.
Me gustó tanto la experiencia que me inventé el mundo de Epilion, de inspiración medieval, para la bilogía Las Crónicas del Descendiente, compuesto por La sangre vertida y Sacrificio de sangre.
Sigo imaginando historias y soñando despierto.
Sed bienvenidos.
Un abrazo,
Hecheres